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Guía y consejos para visitar Zagreb, la maravilla ‘olvidada’ de Croacia

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Hace un par de años fuimos a Croacia en el mes de julio, en la que fue una larga parada para visitar varios lugares dentro de nuestro viaje de casi un mes por Europa que, como hemos dicho otras veces, empezó en Berlín (Alemania) y acabó en Dubrovnik.

Hoy os vamos a hablar de Zagreb, una ciudad que aunque muchos no la ponen entre sus preferencias cuando planifican su viaje Croacia, nosotros no nos arrepentimos de haberla marcado en nuestro camino. De hecho nos encantó.

En este post haremos una pequeña guía de la capital croata con algunos consejos. Nuestra intención era hacer solo un post sobre nuestro viaje a Croacia, pero era demasiada información y hemos preferido dosificarla.

Para empezar nuestro camino por Zagreb es importante situarse. La parte que más apasiona a la mayoría de turistas es Gornji grad, la ciudad alta, que está llena de magia. Esa zona está dividida en Gradec y Kaptol y constituyen el núcleo medieval de la ciudad.

La otra parte importante de Zagreb es la ciudad baja (Donji grad), constituida en la época austrohúngara y que aunque no tiene el encanto de la parte alta, también merece la pena ver, aunque sea de pasada.

Moverse en coche por el centro en Zagreb es entre un suicidio y algo imposible, así que lo mejor es andar e ir con calma y sin prisas.

Llegada a Zagreb

Hace unos días os hablábamos de Villach, lugar de donde partió nuestro tren hasta la estación central de Zagreb, atravesando Eslovenia. El trayecto fue de unas cuatro horas y el precio del mismo fue de 29 euros por persona. El tren era bastante cómodo y el precio no estaba nada mal. Aquí, como en todo, prima la antelación. El billete lo compramos en la web de ÖBB (el ferrocarril austriaco). Os damos esta información porque son muchos los que llegan a Croacia desde Austria y Villach es una parada intermedia ideal entre por ejemplo Salzburgo y Zagreb.

Lo primero que hicimos al llegar fue sacar kunas de un cajero. Vimos que era mucho más efectivo (y seguro) para tener dinero local. Además, apenas llevábamos euros encima. En la estación hay casas de cambio, pero esa opción ya había sido descartada antes de pisar Zagreb.

Para hospedarnos elegimos el Zagreb Center Apartments, un apartamento con todo tipo de comodidades regentado por un hombre muy agradable. El precio fue de 50 euros la noche (solo estuvimos una) y la ubicación era perfecta, ya que estaba a unos pocos pasos del centro. Hay lugares más baratos, pero este era el que más confianza nos daba por los comentarios de otros huéspedes españoles, ubicación, etc.

Se podría decir que nuestra estancia en Zagreb empezó realmente en la estación de tren, que marca el límite de la parte de la ciudad construida en la época de los Habsburgo.

Teatro Nacional de Croacia

Desde allí comenzamos el camino hacia los apartamentos y  lo primero que nos encontramos fue la plaza de la República de Croacia, una de las más grandes de Zagreb. Y en el centro de la plaza, el edificio del Teatro Nacional Croata, de color amarillo pastel y muy del estilo del imperio austro-húngaro. No en vano, de primeras, Zagreb recuerda un poco a Viena. De hecho, es popularmente conocida como la pequeña Viena.

Comienza el recorrido

Tras dejar todo en nuestro alojamiento, empezamos a activarnos. El apartamento estaba en la parte baja, pero muy cerca, a 300 metros, de la plaza principal, la Ban Jelacic, donde comenzó nuestro recorrrido. Primero veríamos la parte de Kaptol y luego la de Gradec, aunque se puede hacer al revés.

¿Es posible ver Zagreb en un día? Sí. Pero no pasa nada si estamos dos. Podemos estar más, pero si estamos en un viaje por varios lugares no lo creemos necesario.

La plaza Ban Jelacic es el punto neurálgico de la ciudad por la que pasa el tranvía. De hecho es el único medio de transporte que vamos a ver transitar por la plaza.

Plaza Ban Jelacic

Allí podemos hacernos una foto con la gran estatua del ban Josip Jelacic, héroe nacional croata, a caballo. En el mismo enclave hay una oficina de turismo por si queremos coger un mapa, aunque nosotros somos más de llevar todo en el móvil.

La plaza mezcla el estilo antiguo, nuevo y edificios de la época comunista. El mix hace cierta gracia, la verdad y el lugar está lleno de vida. Es el ‘centro, centro’, que decimos aquí.

Desde la plaza, nos desplazamos al mercado Dolac, a unos pocos metros. Situado a dos niveles es una parada típica que no nos dijo nada, la verdad, aunque lo recomiendan en todas las guías. Allí podréis encontrar alimentos, flores y hasta ropa. Su encanto en parte reside en la cantidad de sombrillas rojas que ocultan los puestos del sol y las inclemencias del tiempo. Lleva allí plantada desde 1930.

A mano derecha, andando un poco, tenemos la catedral, aunque también podemos acceder a ella por la calle Tome Bakaca, desde la plaza central. Ese camino hacia el templo merece mucho la pena.

La catedral es probablemente una de las más espectaculares que vimos en nuestro viaje. Impresiona por su altura.

Catedral de Zagreb

Y es que, la catedral, dedicada a la Asunción de la Virgen María y a San Esteban destaca precisamente por sus dos torres, de unos 100 metros de altura, que se ven prácticamente desde toda la ciudad.

La catedral sufrió un terrible terremoto en 1880 que dejó todo hecho añicos. Luego se reconstruyó todo gracias al arquitecto Herman Bollé y un siglo después se hizo otra restauración. También merece la pena verla por dentro.

En la misma plaza podemos ver la fuente de la Madonna con ángeles, construida por el mismo Bollé.

También encontraremos el Palacio Arzobispal, donde vemos solo una parte de la muralla que cercaba Kaptol. Así, podemos ver los restos de la fortaleza, con sus torres incluidas. Lo que queda está muy bien conservado.

Tkalciceva, la calle que nos conquistó

A dos pasos de estos dos lugares, encontramos la calle Tkalciceva, a nuestro juicio la calle más bonita de Zagreb y que hace de separación entre Kaptol y Gradec. La calle adoquinada y las casas de colores de corte europeo a ambas lados, hacen de la calle un lugar ideal para tomar un café en una terraza y dsifrutar del momento. En pocas palabras, nos conquistó.

Tampoco hay que dejar de ver las pequeñas calles paralelas a Tkalciceva ni las callejuelas con escaleras (stube en croata) que suben hacia Gradec, donde comenzamos un nuevo recorrido. Hay buen ambiente a cualquier hora del día y la zona es ideal para (aparte de tomar un café) comer, ir de copas…Todos los establecimientos están cuidadísimos.

Calle Tkalciceva

De Kaptol a Gradec

A Gradec se puede llegar por Kaptol a través de varias calles o de la ciudad baja, subiendo escaleras o por un funicular (que no cogimos) pero que se coge en J.E. Tomicéva y que promete tener el recorrido más corto del mundo. Subir a Gradec desde las dos zonas es posible y recomendable para ver dos perspectivas diferentes.

En Gradec, la calle Radicéva es una de sus principales vías a la que llegaremos desde Kaptol. Es la antigua calle de los cordoneros alemanes y está llena de bonitas casas, o más bien, mansiones.

Esta calle da acceso a la Puerta de Piedra, la última puerta de la ciudad que se conserva y que fue pasto de un incendio en 1731. Se reconstruyó años más tarde, pero la leyenda dice que lo único que sobrevivió al fuego fue una pintura de la Virgen María y Jesús. Desde ese momento, miles de personas llegan hasta allí para rezar y hacer ofrendas, como comprobaréis en primera persona.

En toda esa zona comprobaremos que hay muchas ‘casas’ abiertas con patios increíbles. La mayoría son cafeterías, mercadillos y demás que merece la pena visitar. Y es que, Zagreb se caracteriza también por los patios y rincones secretos que ofrece al turista. De ahí que sea recomendable ‘perderse’ un poco y dejar de lado las guías. 

Paralela a Radicéva está Opaticka, otra calle con encanto que en su número 200 alberga un patio muy bonito que está abierto de noche. Pero lo mejor de la calle está en el número 10, donde se encuentra la verja más bonita de Croacia, diseñada por Herman Bollé que da paso a un patio interior precioso.

De ahí estaremos ya muy cerca de la Iglesia de San Marcos (imagen principal de este post), probablemente el monumento más fotografiado de la ciudad y con razón, sobre todo por las coloridas tejas de su tejado y por la zona tan impresionante en la que está ubicada. En uno de los lados, el escudo de Zagreb y en el otro los de Dalmacia y Eslavonia.

En esa plaza, los fines de semana (de abril a octubre) se hace el cambio de guardia, algo que desgraciadamente no pudimos ver.

Palacios, vistas y parques

Cerca de ese emplazamiento encontraremos bonitos palacios, como el de los Bans (al oeste de San Marcos) o el de Amadé (en la calle Dematrova, por detrás de San Marcos).

Igualmente, insistimos, toda esa zona es para pasear y ‘repasear’ y recorrerla a pie porque no defrauda.

Vistas de Zagreb detrás de Santa Catalina

Con tanta belleza, la iglesia de Santa Catalina, a unos 200 metros hacia abajo y que nos habían recomendado, no nos impresionó tanto. Por dentro está absolutamente todo decorado con mucho lujo barroco. Detrás de la misma hay un inmenso mirador que ofrece una de las mejores panorámicas de la ciudad.

Ya solo nos queda disfrutar del paseo Strossmayer (su gran verja advertirá que estamos allí), un lugar para descansar, tomar algo y ver unas vistas muy bonitas de la ciudad baja. Si lo cuadramos con el atardecer, mejor que mejor. La música inunda Zagreb en varios rincones y este parque no es una excepción.

Para llegar allí es probable que hayamos visto antes la torre Lotrscak, un lugar desde donde todos los días a mediodía podremos escuchar un cañonazo que se dispara desde 1877.

Si os da tiempo, cosa complicada (lo decimos porque nosotros en un día no pudimos ir) a unos 12-13 minutos en tranvía del centro se encuentra también el Maksimir Park, el parque público más antiguo de la ciudad.

También algo alejado del centro, al norte, a unos 10 minutos en autobús del centro, está el cementerio de Mirogoj, un camposanto peculiar que nada tiene que envidiar a los cementerios de París.

Estatua de Marija Juric Zagorka en la Calle Tkalciceva

Dónde comer, qué comer, etc

Lo bueno de Zagreb son también los precios. Así, no tendremos problema en comer y cenar en sitios buenos por 10 euros cada uno al cambio y acabar satisfechos. Para que os hagáis una idea una pizza en un restaurante por unos 4-5 euros. También podemos ir a un puesto callejero y el precio será más bajo todavía.

Nosotros cenamos en Nokturno y nos tomamos una pizza espectacular (dicen que es de las mejores de Zagreb), con cerveza de litro, por menos de 10 euros por persona. El servicio también fue muy bueno.

Antes habíamos comido en Street Food, uno de los muchos restaurantes de la calle Tkalciceva una especie de kebap con patatas, salchichas y ensalada (tipo plato combinado) buenísimo y por menos de 6 euros por persona con bebida.

Un lugar también muy bueno, al que no fuimos por falta de tiempo, pero del que amigos nuestros han salido encantados es Mimice, al lado de la plaza de ban Jelacic. Tienen pescado a la plancha y frito muy económico.

Ya que estamos en Zagreb, no debemos dejar de probar unos dulces tipo buñuelos con canela, nocilla (nutella, vamos) y azucar. Se llaman Fritules y hay por todos lados, pero nosotros los probamos también en Tkalciceva. Riquísimos. Y ‘no engordan’.

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Arturo Carretero

Trabajando para Republica.com y dedicando parte de mi tiempo libre a Viajealsol.com. Amante de los viajes, los deportes y el ocio en general
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