La plaza de la Luna de Madrid, una puerta oculta a la ‘umbraesfera’
Seguro que si vivís en Madrid habéis pasado alguna vez por la Plaza de Santa María Soledad Torres Acosta, más conocida como plaza de la Luna, en el centro de la capital, a tan solo unos pasos de la Gran Vía.
El nombre de la plaza se debe a la santa María Soledad Torres Acosta, fundadora de la congregación de las hermanas Siervas de María Ministras de los Enfermos.
Foco de delincuencia, aunque venida a menos, la plaza albergó en los 80 los populares Cines Luna, ubicados en la zona de la plaza por donde discurre la calle Luna. De ahí que la gente la conozca como plaza de la Luna.
Ahora, tras una oscura etapa, se celebran allí algunas actividades para dar algo de prestigio a la plaza y dejar atrás el pasado. En Navidades por ejemplo se instala un mercadillo.
Lo que probablemente no sepáis de la plaza de la Luna es que alberga una misteriosa puerta a lo desconocido, una puerta oculta a la umbraesfera.
Y es que allí, partiendo desde la plaza hacía la calle Tudescos, nos encontramos en el suelo con una placa circular de bronce que en teoría sirve para alterar el espacio-tiempo y darnos acceso a otro mundo.
En la misma podemos leer lo siguiente: «Hoy la llamamos la Plaza de La Luna pero su nombre original era la Plaza de las Lunas, debido a que el resplandor de éstas demarcaban los límites de la plaza. En los tiempos de Kcymaerxthaereal, cada 257 órbitas de nuestra luna visible, convergían en este lugar eclipsándose, las 29 lunas invisibles de las 29 dimensiones alternativas (cada una simbolizando los 29 infinitos negativos de cualquier xthaere), todas ellas en su plenitud (algunas eran más grandes que nuestro planeta), reunidas en este espacio. Esta conjunción de fuerzas puede ser la causa o la consecuencia de que esta plaza sea un portal insólito de incalculable valor, una puerta aparentemente pacífica hacia la umbraesfera, la conexión entre todas las sombras, la oscuridad y las penumbras de este planeta que llamamos Tierra».
Y continúa la inquietante y enrevesada historia: «Esta plaza era antaño peligrosa, ya que las distintas series dimensionales de sombras encadenaban sus zonas más oscuras, formando una ruta de viaje poderosa en la umbraesfera, que era transitada por los viajeros más audaces para evitar las ywrengs (fronteras del tiempo). Fue aquí, en la Plaza de las Lunas, donde Nobunaga-Ventreven, recién llegado de los gwomes de liquen, en el lugar que denominamos Soria, siguió la ruta más veloz a pSegoleno, un sitio tan inaccesible como remoto, pero que, una vez que se llega, el viajero se encuentra paradójicamente cerca de cualquier otro punto del universo. Allí, tuvo lugar el encuentro con Eliana Mei-Ning, la mujer de la voz inconcebiblemente bella, dejando su huella en la Batalla de Some Times (Algunos Tiempos), donde Kmpass, el Urgende Dios de la Direccionalidad, fue derrotado cuando intentó destruir toda la complejidad del mundo. Es función y deber de la Plaza de la Luna preservar la riqueza de Kcymaerxthaere, por ello celebramos aquí cada año lineal la gloria y el claroscuro que define al Festival de las Lunas Restadas.»
La placa fue creada por Eames Demetrios, nieto de los populares arquitectos y diseñadores Charles and Ray Eames, de los más importantes del siglo XX, y forma parte de ‘The project’s Geographer-at-Large’, una especie de novela de ciencia ficción experimental que se cuenta por capítulos en las 80 placas que, como la de la plaza de la Luna, hay distribuidas por todo el mundo. Además de la de Madrid, hay otras dos en España, en Pedraza (Segovia) y Losana (Soria).
Ya solo os queda ir a la plaza de la Luna y comprobar si desde allí, con los pies sobre la placa, podéis visitar una dimensión desconocida. Si lo hacéis (nunca se sabe), por favor, comentadnos la experiencia.
No queremos chafaros, pero nosotros no sentimos nada más que curiosidad.
Más información sobre la umbraesfera en la página de Kcymaerxthaere.
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