Dublín, una ciudad para inspirarse
Elegida como uno de los principales destinos para aprender inglés, Dublín, la capital de Irlanda, sorprende al visitante desde el primer momento. Llena de paisajes verdes y musa de escritores, inspira aún más desde que es ciudad literaria por la UNESCO. También el carácter alegre de su gente y las famosas pintas de Guinness son un reclamo turístico que la hacen inolvidable.
Para empezar, lo primero es hospedarse en un lugar céntrico, lo que ahorra tiempo y dinero. Los autobuses son más caros que en España y algo más lentos. Por eso, al ser una ciudad pequeña y accesible, lo mejor es conocerla a pie. Además, se pueden encontrar hoteles económicos en Leeson Street, una bonita calle, situada muy cerca de la famosa Grafton Street. Precisamente desde aquí podemos iniciar el recorrido por la ciudad.
La calle es en sí misma un espacio turístico; los puestos de flores por el día y los ‘performancers’ a cualquier hora convierten este lugar en algo vivo. Es habitual ver pianistas, guitarristas, violinistas o grupos enteros amenizando nuestros pasos. Si nos pilla a la nieve o la lluvia, ésta última demasiado frecuente, qué mejor que refugiarse en las típicas cafeterías, como el Bewley’s Café. Es éste un precioso edificio donde podemos degustar caseras tartas y postres.
Pero si se trata de aprovechar la parada para hacer compras, lo mejor es buscar un recuerdo en el centro comercial St. Stephen’s Green. Allí no sólo se encuentra la famosa tienda Carrolls, de regalos típicos irlandeses y de la que hay varias por todo Dublín, sino también tiendas de ropa de marcas conocidas y otras no tanto, pero recomendables por su precio económico (es el caso de la marca Dunnes). Además dentro del supermercado que contiene el centro se pueden adquirir productos típicos sin gastar demasiado dinero.
Al lado de esta gran superficie comercial se encuentra el parque también llamado St. Stephen`s Green. Que se repita el nombre de Stephen no es casualidad. Todos los admiradores de James Joyce se habrán dado cuenta de que se debe a uno de los personajes de ‘Ulises’, del autor irlandés, admirado y querido en su tierra, como muestra su fiesta el 26 de diciembre (St. Stephen’s Day).
Coincidir con San Patricio
Si tenemos pensado visitar la ciudad del 16 al 20 de marzo, asistiremos a la festividad de San Patricio, evento irlandés del año, con música, teatro y carnavales por las calles. Un programa de festejos, que como indica la web oficial de turismo en Irlanda www.discoverireland.com tiene su máxima manifestación en el desfile que tendrá lugar el día del patrón de Irlanda, el 17 de marzo.
Y para seguir con el recorrido turístico por la ciudad, no puede faltar una visita a la catedral de San Patricio, donde se dice que el patrón bautizaba a los que convertía, o a la prestigiosa universidad Trinity College, muy cercana de la ya mencionada Grafton Street y separada de ésta por el monumento hecho a Molly Malone, una mujer tirando de un carro, que representa a una pescadera del siglo XIX. Se dice que también era prostituta y el personaje es tan querido en el país que tiene hasta su propia canción.
Después de visitar la fantástica biblioteca antigua del Trinity y pasear por su campus, deberemos continuar nuestro camino por O’Connell street, otra de las calles dublinesas con más historia (por ser testigo del alzamiento por la independencia de Irlanda ante la oficina general de correos- la GPO) y cruzar el río Liffey por su puente Ha’penny, llamado así porque antiguamente la gente tenía que pagar medio penique para cruzarlo.
La noche dublinesa
Y por la noche, qué el cansancio de un día de turismo no nos impida pasarnos por el bohemio Temple Bar, donde podremos tomarnos una pinta mientras escuchamos música tradicional irlandesa. Canciones pegadizas cuyos estribillos acabaremos coreando…Es especialmente recomendable el pub Gogarty. Es además un hostal, por lo que los interesados en estar en el corazón del Dublín más folclórico y juerguista pueden planteárselo como una opción donde alojarse.
Los que quieran divertirse hasta bien entrada la madrugada disfrutarán en la discoteca Purty Kitchen, donde la música es muy comercial, o en Fitzsimons, un garito original por tener varias plantas con distintos tipos de música.
Y si queda tiempo para visitar otros puntos del país, antes de volver a casa, es recomendable contemplar el contraste entre mar abierto y montaña, con una espectacular geología: Giants of Causeway, al noreste de la isla. Y ya que viajamos hacia el norte, Belfast resulta imprescindible si queremos pasear por sus calles principales y notar las diferencias con Dublín. (La influencia británica de esta zona se aprecia constantemente).
No obstante, los pueblos costeros de Howth y Brey, al este, también merecen la pena. Se puede llegar a ellos en tren desde Dublín, de donde están muy cerca, y se pueden ver perfectamente los dos en una tarde. El condado de Wicklow y Kilkenny tampoco están demasiado lejos y son recomendables.
Y por supuesto, como pasa con todas las grandes ciudades, nos iremos a casa con la sensación de que nos queda mucho por ver. Quizá en próximas visitas podamos conocer Galway, al oeste, donde dicen que hay buenos pubs, Cork, en la costa sur de la isla, o descubrir diferentes rincones de Dublín.
Visitemos lo que visitemos, Irlanda siempre nos inspirará.
Para más información:
www.visitdublin.com
http://www.hotelsby.it/irlanda/svago/club-discoteche/
http://www.stpatricksfestival.ie
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